Cuando se lidera un proyecto es muy importante estar atento a todos los cambios que se producen, tanto en el entorno en el que operamos, como dentro de la organización.

De hecho, es muy recomendable tener implantada una dinámica de esta índole de forma periódica. Acompañada de unos indicadores que nos muestren la evolución y nos sirvan de termómetro.

Pero ante una situación como la que estamos viviendo, esta reflexión no es recomendable, es obligatoria.

Si queremos tener la seguridad de que nuestro modelo de negocio sigue siendo viable y sostenible es necesario analizarlo con detenimiento y observar cómo nos afectan los cambios que se han producido en el entorno.

Existen muchos modelos de reflexión estratégica, muchas teorías variadas y todas ellas válidas, pero en el fondo no dejan de ser herramientas, que en algunos casos nos complican el análisis mucho más que ayudarnos a ver con claridad los elementos que realmente nos están afectando.

Por este motivo, en este post os planteamos un análisis en cuatro pasos muy sencillos, que nos ayudarán de forma rápida y eficaz a situarnos ante la nueva realidad:

Paso 1: Realizar una valoración inicial de la situación de tu empresa.

Este primer paso es vital, cuanto más detallado sea, más fácil nos será medir el impacto de lo que acontezca. En toda valoración inicial deben aparecer reflejados los siguientes aspectos:

  • Puntos Fuertes de Nuestra Empresa, sus ventajas competitivas.
  • Un análisis de nuestra cartera de clientes, su grado de diversificación, de fidelización, nivel de rentabilidad y demás factores que consideremos de utilidad y que irán cambiando en función del tipo de empresa.
  • Una reflexión sobre la competencia, cómo nos está afectando.
  • Un análisis interno de nuestra empresa y de su estructura de costes. Focalizando en los aspectos más críticos, tanto a nivel de recursos humanos y materiales, como a nivel de criticidad de aprovisionamientos. No debemos olvidar en este análisis los aspectos financieros. Para más información en este aspecto ver el post dedicado a la planificación financiera del blog.

Paso 2: Analizar qué cambios de los que se han producido afectan a tu empresa

Observar los cambios que se han producido en el entorno y de una forma objetiva, hacer una lista en la que enumeremos los principales cambios que afectan o incluso aquellos que no tenemos muy claro si pueden o no afectar, es decir todos aquellos que nos vayan llamando la atención.  Es importante, no sólo valorar el cambio, sino también la tendencia hacia la que se dirige, con el fin de que eso nos ayude a medir el impacto en nuestro proyecto.

Paso 3: Estudiar cómo están afectando a tu empresa, qué implicaciones tiene

Una vez hemos confeccionado la lista de cambios que nos afectan, lo siguiente que debemos hacer para cada uno de dichos cambios, es desgranar el impacto que tiene en nuestro negocio, es decir, cómo nos afecta. Es vital determinar si afecta a la demanda, a la oferta, al mix de producto, a las personas, a la estructura de costes, al flujo de tesorería, etc. Es importante desgranar el impacto de los cambios en nuestra empresa y en la medida de lo posible cuantificarlos. No siempre serán económicos, pero antes o después acabarán teniendo una repercusión económica. Cuanto más acotemos la situación, más sencillo será determinar las acciones correctivas que debemos poner en funcionamiento.

Un análisis clave que debemos hacer en este momento es valorar si con los cambios acontecidos nuestro negocio sigue siendo rentable y en este sentido es muy importante ser objetivo. En muchas ocasiones no querer ver realidades, nos llevan a tomar decisiones erróneas o a evitar afrontar situaciones que aún siendo duras podrían reconducirse, pero si las dejamos pasar y miramos hacia otro lado, lo único que hacemos es ‘hacer más grande la bola de nieve’, que luego será mucho más difícil de parar.

Paso 4: Definir las acciones correctivas necesarias para reenfocar la situación y actuar

Una vez tenemos identificados los cambios que nos afectan y cómo nos afectan, es el momento de plantear un plan de acción. En dicho plan de acción debemos recoger las acciones para reconducir nuestro proyecto, comenzando por las más urgentes, que suelen ir de la mano de la tesorería, pero sin olvidar las importantes. Porque, por mucha inyección financiera para alimentar el proyecto, si éste no es rentable, todo el esfuerzo no habrá valido para nada.

Cuando nos encontramos con un negocio que no es rentable, lo primero que tenemos que hacer es rentabilizarlo. De lo contrario no merece la pena realizar ninguna inyección financiera.

Cada una de las acciones que debemos desarrollar en el plan de Acción es una herramienta para alcanzar un fin. Éste debe estar claramente determinados, tanto el objetivo, como el tiempo estimado para su consecución.