Hace tiempo que vengo observando un comportamiento reiterado en los gerentes de las empresas, su facilidad para ‘despejar’ las tareas y funciones con las que no se sienten cómodos.

Es importante decir, que este tipo de comportamiento es muy humano, a todos nos gusta mucho más hacer tareas en las que nos sentimos cómodos y seguros que no ‘lanzarnos’ al mundo de las inseguridades, pero también debemos reconocer que según las responsabilidades que tengamos es un lujo que no nos podemos permitir.

Hace pocos días estuve con los socios de una empresa que había pasado un calvario por el total y absoluto desconocimiento de su situación económica y financiera. A cierre de 2011 aún no sabían cómo habían cerrado 2010. Este desconocimiento ha estado a punto de llevar a una empresa puntera su sector y con muchísima proyección, a la quiebra.

Para mi disgusto esta situación que parece de chiste está bastante generalizada y por desgracia os diré, que en la mayoría de pequeñas y medianas empresas es el asesor el que ‘informa’ sobre el rumbo de la empresa. Mientras las cosas vayan bien, no hay problema pero si se tuercen, muy posiblemente lleguemos tarde a la resolución del mismo.

Y la explicación es muy sencilla no tenemos capacidad de maniobra porque la contabilidad nos dice lo que ha pasado en la empresa, en el pasado, donde ya no podemos actuar y si además transcurre mucho tiempo entre lo que ha pasado y el momento en el que somos conscientes, la situación se agrava.

En conclusión, es normal que el asesor, sea quien presente la contabilidad y desarrolle el resto de obligaciones que tenemos las empresas, pero el asesor NO ES EL RESPONSABLE de la gestión de la empresa. Lo es el gerente y su equipo más directo, que son quienes deben asumir dicha obligación y para ello es necesario conocer la cuenta de resultados, con el mayor detalle posible, pero sobre todo lo más actualizada posible.