Los momentos abruptos como el actual, son los que ponen a prueba la resiliencia, fortaleza y sostenibilidad de las organizaciones.
Ante un cambio de escenario dramático, en el que el nivel de ingresos de la compañía se ve drásticamente reducido, lo primero que tenemos que hacer es una planificación financiera con diferentes escenarios, donde podamos identificar el abanico de situaciones que podamos vernos abocados a abordar, desde las más pesimistas a las más optimistas.
Después del saneamiento financiero, deben venir otras acciones, como la reflexión sobre el modelo de negocio y las campañas de Marketing.
Pero lo más urgente, es que la empresa pueda afrontar su día a día, con la nueva realidad. Por esto en este post, queremos compartir paso a paso cómo hacer una planificación financiera.
Todo lo relacionado con el entorno financiero suele generar rechazo, inquietud y desasosiego. Por este motivo, es muy importante, afrontar esta tarea con actitud positiva y con la frialdad y la objetividad necesarias para hacer un buen análisis y así sentar las bases de una buena financiación.
Cada empresa debe adaptar los periodos de la previsión de tesorería a su realidad. Habrá empresas que necesiten una previsión diaria, pero habrá otras a las que les sea suficiente con una estimación trimestral. Dependerá de la tipología de empresa que tengamos. Una vez seleccionada dicha frecuencia, debemos acompasar los cobros y los pagos a la misma.
La primera línea del análisis a realizar es la de los cobros esperados.
En este sentido es importante partir de la tendencia habitual que la empresa tiene. A partir de ese punto, debemos incluir dos variables adicionales:
- La dilación generalizada de cobros.
- La caída de un porcentaje de cobros debido a insolvencias.
En función de nuestro perfil de clientes, podremos estimar dos escenarios:
- Escenario Negativo: en la que planteemos dilaciones largas en los plazos de pago y un porcentaje elevado de impagos.
- Escenario Positivo: donde el plazo de dilación no sea especialmente largo y presentemos un nivel asumible de impagados.
La siguiente línea del análisis es la síntesis de los pagos que debemos realizar
Una vez que tenemos esbozada la estimación de cobros que vamos a recibir, es el momento de recopilar los compromisos que tenemos adquiridos. Es decir, los pagos a afrontar. En este caso, la incertidumbre suele ser mucho menor, ya que suelen ser compromisos firmes.
De los datos anteriores, se deduce el saldo que necesitamos, así como los momentos en los que lo necesitamos. Con estos dos datos básicos, es el momento de buscar la financiación.
Elementos que debemos tener en cuenta cuando buscamos financiación
A la hora de buscar financiación es importante tener claro el tipo de financiación que necesitamos:
- Corto plazo si prevemos poder devolverla en menos de un año
- Largo plazo si prevemos que no podremos afrontarla en menos de un año. En este caso las de tres años suelen ser las más habituales. Si nos vamos a más años, que también es posible, suelen ser necesarias garantías adicionales.
Además del tipo de financiación, debemos tener clara la cuantía. Es importante tener un pequeño colchón, así que sobre el déficit que hemos detectado debemos añadirle un margen.
En función de la cuantía y del tamaño de nuestra empresa, la siguiente reflexión que tenemos que hacer es cuántas Entidades Financieras nos hacen falta. En ese sentido, si podemos solucionarlo con una es más cómodo, pero es recomendable hacer diferentes solicitudes y poder comparar condiciones.
No obstante, en muchas ocasiones el planteamiento que debemos hacer no es asumible para una sola Entidad. De hecho, nuestra recomendación es que se diversifique el riesgo en diferentes Entidades y se trabajen de forma simultánea varias operaciones por importes menores.
Nuestra experiencia es que las Entidades se sienten más cómodas y las operaciones salen de forma más fluida cuando lo que se les solicita es una cantidad sustancialmente menor de los límites internos que ellas tienen asignados para nuestra empresa. La complejidad de la operativa es un poquito mayor, pero a la larga compensa a todas las partes implicadas.
Una vez tengamos estabilizada la situación financiera es momento de retomar las riendas operativas del negocio y plantear las acciones necesarias para mejorar en competitividad y en rentabilidad. Pero de eso hablaremos en otro post.