Los Expedientes de Regulación de Empleo, más conocidos como ERE‘s, son herramientas que permiten adaptar la capacidad de producción / prestación de servicio de las empresas a las necesidades de la misma.
Existen diferentes tipos de ERE’s: extinción, suspensión y reducción. Los primeros implican salidas de personal y por tanto cambios estructurales en las empresas. El caso de los ERE’s de suspensión y reducción son medidas más ligeras en respuesta a situaciones coyunturales.
Sin embargo, estoy observando cómo de forma reiterada se apuesta en las empresas por la realización de un ERE de suspensión y/o reducción para afrontar una situación que no es coyuntural, sino estructural. Esta actuación tiene implicaciones, tanto para la empresa como para el trabajador, que no suelen tenerse en cuenta en el análisis a realizar y sin embargo presentan repercusiones importantes para ambas partes.
En estos casos, antes de aplicar un ERE es recomendable valorar los siguientes aspectos:
Implicaciones para la empresa:
- El trabajador sigue formando parte de la plantilla de la empresa y por tantola empresa debe seguir asumiendo los costes de Seguridad Social.
- En ciertos casos, la empresa tambiéndebe asumir el pago de los días festivos del trabajador.
- Durante el tiempo que dura el ERE el trabajador sigue acumulandoantigüedad en la empresa. Por tanto, si al finalizar el ERE es necesario abordar su despido, los costes del mismo serán superiores a lo que lo hubieran sido si se hubiese realizado antes del ERE.
Implicaciones para el trabajador:
- En el momento que un trabajador solicita cobrar el desempleo por encontrarse en ERE se interrumpe su vida laboral. A partir de ese momento todas las cotizaciones que se realicen por él, bien sea la empresa en la que trabaja u otras en las que pueda trabajar cotizarán por unabolsa de empleo difierente. Este hecho cobra especial relevancia en aquellos casos en los que el trabajador tiene derecho a menos de dos años de desempleo.
- Si al terminar el ERE se le despide, en estos momentos se le restaura el paro que haya consumido durante el mismo, pero esta directriz puede cambiar, como lo ha hecho en el pasado.
Al margen de estas cuestiones es muy importante valorar el coste emocional que tiene la realización de un ERE. En muchas ocasiones el ambiente se enrarece de tal forma que la solución a priori más drástica acaba siendo la mejor.